22/12/09

Escucha


Otro mundo no es solamente posible, sino que está de camino. Quizás muchos y muchas no estaremos para darle la bienvenida, pero en un día muy tranquilo, si escucho con mucha atención, puedo oír su respiración.

Mujeres tejiendo la paz 

21/12/09

Persuasión

never inconstant
-¡Verla a usted -exclamó él- en medio de aquellos que no podían quererme bien; ver a su primo a su lado, conversando y sonriendo, y ver todas las espantosas desigualdades e inconvenientes de tal matrimonio! ¡Saber que éste era el íntimo deseo de cualquiera que tuviese influencia sobre usted! ¡Aunque sus sentimientos fueran de indiferencia, considerar cuántos apoyos tenía él! ¿No era todo aquello bastante para hacer de mí el idiota que parecía? ¿Cómo podía mirar y no agonizar? ¿No era acaso la vista de la amiga que se sentaba a su lado bastante para recordar la poderosa influencia, la gran impresión que puede producir la persuasión? ¡Y todo esto estaba en mi contra!
-Debió comprender -dijo Ana-; ya no debió dudar de mí. El caso era distinto y mi edad, también otra. Si hice mal en ceder a la persuasión una vez, recuerde que fue por temor a riesgos, no por temor a correrlos. Cuando cedí, creí hacerlo ante un deber; pero ningún deber se podía alegar aquí. Casándome con un hombre al que no amaba hubiera corrido todos los riesgos y todos mis deberes hubieran sido violados.
-Quizá debí pensar así -replicó él-, pero no pude. No podía esperar ningún beneficio del conocimiento que tenía ahora de su carácter. No podía pensar: estaban estas cualidades suyas enterradas, perdidas entre los sentimientos que me habían hecho sufrir durante tantos años. Solamente podía pensar de usted como de alguien que había cedido, que me había abandonado, que había sido influida por otra persona que no era yo. La veía a usted al lado de la persona causante de aquel dolor. No tenía motivo para creer que tuviera ahora menos autoridad. Además debía añadirse la fuerza del hábito.
-Yo creía -dijo Ana- que mis modales para con usted lo habrían salvado de pensar esto.
-No; sus modales tenían la facilidad de quien está ya comprometida con otro hombre. La dejé a usted creyendo esto y sin embargo estaba decidido a verla de nuevo. Mi espíritu se recobró esta mañana y sentí que tenía aún motivo para permanecer aquí.
Al fin Ana estuvo de vuelta en casa, más feliz de lo que ninguno podía imaginar. Toda la sorpresa y la duda y cualquier otro penoso sentimiento de la mañana se habían disipado con esta conversación, y volvió tan contenta, con una alegría en la que se mezclaba el temor leve de que aquello no durara para siempre. Después de un intervalo de reflexión, toda idea de peligro desapareció para su extrema felicidad; y dirigiéndose a su habitación se entregó de lleno a dar gracias por su dicha sin ningún temor.

16/12/09

Llénate de mí



Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.

13/12/09

Se acabaron las lágrimas


es hora de empezar a andar,
se acabaron las lágrimas,
es hora de empezar a andar,
rompe tu jaula ya,
mira, escapa que la vida se acaba,
que los sueños se gastan,
los minutos se marchan,
salta que la calma te abraza,
los momentos se pasan y
se te rompe el alma,
de nada vale ya llorar,
se acabaron las lágrimas,
sientes que ya no hay marcha atrás,
rompe tu jaula ya...

11/12/09

El árbol muerto


Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña. Así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero, luego, en la primavera, vio desolado que de lo poco que quedaba de ese tronco que él había cortado, brotaban renuevos. Mi padre asombrado, y a la vez con cierta tristeza, dijo:
-Yo estaba seguro de que ese árbol estaba muerto al ver que había perdido todas las hojas. No pensé que como era invierno y hacía tanto frío, las ramas se debieron quebrar y caer como si al viejo tronco no le quedara ni una pizca de vida. Ahora me doy cuenta de que no era así.
Y volviéndose hacia mí me aconsejó:
-Nunca olvides esta lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Se paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá.

7/12/09

Una diferencia vital



Le preguntaron cierta vez a Uwais el sufí:
-¿Qué es lo que la gracia te ha dado?
Y les respondió:
-Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche.
Le volvieron a preguntar:
-Pero esto, ¿no lo saben todos los hombres?
-Sí, lo saben; pero no todos lo sienten.