Me devolviste el dolor de saberte igual.
Me devolviste la carga que ya mi cuello no es capaz de soportar.
Me devolviste las lágrimas por lo que pudo haber sido.
Me devolviste la angustia por lo que nunca será.
Me devolviste la conciencia que me cuida mi cuerpo dándome señales en cuanto te acercas.
Me devolviste el sufrimiento de dos polaridades que luchan para ganar lo que ya está perdido.
Y una vez más, me devolviste el dolor de saberte igual.
Me alegra que hayas vuelto a publicar en este blog que me trae buenos y malos recuerdos
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