18/8/10

De la Caridad a la Beneficencia Pública y… ¿ya está?


Tengo la responsabilidad de ser y lucho por llegar a ser yo misma. Me pregunto a diario quién soy y hoy he conseguido saber algo más de mí. Soy “una pobre”

Estudiando, descubro la definición de M. Mollat que considera al pobre como aquel que: “… de manera permanente o temporal, se encuentra en una situación de debilidad, dependencia, humillación…” y ha sido en el análisis de ésta cuando concluyo que soy “pobre”. Mi situación en este momento es de debilidad puesto que la precariedad y la falta de expectativas laborales forman parte de mi cotidianeidad, también vivo en una situación de dependencia donde una ayuda encubierta en forma de contrato laboral, no hace más que devolverme la humillación del que se sabe cautivo de su pobreza.
No sólo soy pobre, sino que además estoy al límite de la indigencia, pues me veo obligada a buscar un segundo empleo que posibilite la subsistencia de mi núcleo familiar, ya que con el que tengo, las necesidades esenciales sólo pueden ser satisfechas intermitentemente. Y lo que es aún peor, cuando me topo con entornos relacionales hostiles, de cuya modificación me siento incapaz, entonces me invade la miseria y he de huir, si no quiero ser arrastrada por ella.
De todos es conocido que el reparto de excedentes es desigual, lo fue en la Edad Media y  sigue siéndolo hoy en día. Entonces, era una mala cosecha la que podía desestabilizar la economía y ahora, es la especulación la que hace que sientas estar subida en una pompa de jabón. La estructura social de aquella época poco ha variado, los estamentos se llaman de otra manera, pero siempre habrá pobres y ricos y de entre todos los pobres, las que en mayor desventaja estamos, seguimos siendo las mujeres. La sacralización de la pobreza nada tiene que ver con nosotras, ya que por el hecho de ser mujeres no podríamos salvar a nadie, pues no somos representantes de Cristo; en todo caso de María Magdalena y expiar las culpas a través de ella no garantiza la salvación eterna. En cuanto a la limosna, hoy se podría traducir en pensión compensatoria, que da el rico como acto de misericordia, y al que la mayoría de las mujeres renunciamos, por el simple hecho de no sufrir una humillación más, de aquel que antes nos cobijaba para después abandonarnos, porque ha perdido todo interés.
Pero, no soy cualquier tipo de pobre, lo soy de solemnidad pues mi razón es de sexo, por eso soy “una”; lo soy vergonzante pues al divorciarme he perdido parte de mis bienes y he ganado deudas y por supuesto, soy pobre laboriosa porque, aún trabajando, no puedo asegurar mi subsistencia ni la de mis hijos. ¡Vaya, pues sí que soy una pobre!
No soy violenta, pero sí participo en manifestaciones y voy a la huelga cuando lo considero necesario, es decir, me hago escuchar y esto supone que soy un potencial peligro porque además, puedo trasmitir ideas que infecten a otras mujeres y hombres, y por tanto llegar a ser un ser dañino para el bien público y sobre todo porque me estoy convirtiendo en una presencia molesta, aunque me alegra saber que no soy la única, y que esta forma de ver el mundo se va convirtiendo en una epidemia.
En el siglo XVI, se habla de una nueva clasificación de pobres, verdaderos y falsos y aquí me decanto por ser una pobre falsa, ya que puedo trabajar y además quiero hacerlo, porque no me conformo con la pobreza, como J.L. Vives amonestaba en el primer libro de “De subventione pauperum” y no sólo lo considero un deber, sino un derecho, como se pondría de manifiesto, en 1948, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante, la intervención de los poderes públicos, que propone en su segundo libro, como solución al problema de la pobreza, la comparto, pero con reservas, ya que si bien es cierto que nosotras, las pobres, necesitamos un primer impulso, también requerimos libertad para llevarlo a cabo.
Después de dos siglos, esta idea se conformó en lo que se denominó Estado del Bienestar responsabilizando de este modo al Estado del mantenimiento de un nivel de vida, pero para conseguirlo considero que no sólo es una cuestión de ofrecer ayudas económicas por doquier y profesionalizar de este modo a las pobres en la caza y captura de las mismas, sino más bien poner a su disposición recursos para que sean ellas las responsables del mantenimiento de su nivel de vida, procurando, eso sí por parte del Estado, un trato igualitario recogido éste en leyes que obliguen a su cumplimiento.
La carga emocional de administrar mi precariedad me lleva a no poder estudiar este primer tema de Génesis de la Educación Social como un papagayo y para comprender la evolución de la pobreza recurro a la pedagogía activa haciéndome partícipe de mi propia formación. En la búsqueda de mi formación a través de la acción parto de los problemas de mi propia vida.

4 comentarios:

  1. Muy certero tu analisis, pero me gustaria hacer algunas observaciones.
    Todo las similitudes que encuentras entre la sociedad medieval y la actual lo son por el sistema economico-social imperante, el capitalismo. Solo persigue los beneficios de unos a cambio de mantener unos privilegios. Su engaño es "la libetad de oportunidades".
    Para suavizar este sistema, totalmente injusto, algunas democracias modernas europeas crearon lo que se dio en llamar el "Estado del Bienestar". Una red de servicios que los estados consideraban justos y necesarios para mantener el orden social y un nivel aceptable de vida. Nada de caridad, solo JUSTICIA SOCIAL.
    Todos los subsidios, ayudas, subvenciones, etc. tan criticados por muchos, provienen de esa filosofia de "reparto" de la riqueza nacional.
    Pero, no se ha terminado todavia de implementar el sistema y ya se aprovecha una crisis economica (inducida) para consagrarlo como el culpable de todos los males economicos, y por tanto sociales. ¿Quien gana con todo esto? Hay que desmantelar el estado del bienestar antes de terminarlo.
    Los gobiernos son presionados y humillados, obligados a tomar decisiones en contra de sus pueblos. Los politicos tampoco pintan nada en esta historia.
    Mucha gente, pueblo llano, ha sido convencida y defienden publicamente una supuesta "libertad" personal y de empresa que debe ser sagrada. La consigna a vender es facil; el que no tiene trabajo es que no quiere trabajar, el que no tiene dinero es que no trabaja, el que no se integra es que no quiere.
    Todo esto conlleva la figura de los nuevos pobres, tal y como tu lo explicas, que no pueden, o no los dejan, seguir las pautas de un sistema que no esta creado para ellos.
    Es verdad todo lo que cuentas, muchas veces he pensado en los jovenes de ahora, con 20 años, formandose con ilusion, con un futuro de dependencia de contratos basura de multinacionales, ETT, etc.
    La verdad es que deberiamos pensar en que sociedad queremos vivir.
    Espero que algun dia podamos hablar de esta sociedad como del antiguo Regimen medieval, y que existan otras expectativas sociales.

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  2. Un Estado del Bienestar en el que sólo unos pocos estén bien, a mí no me vale. Los políticos manipulan a una población que está falta de educación para tener un criterio propio. Considero que es esa la mayor de sus responsabilidades, formar a la ciudadanía para que sean ellos mismos los que manifiesten sus necesidades. Pero, a quién le va a interesar tener un pueblo educado, que se de cuenta de que ellos son unos ineptos.
    No obstante, no soy de las que echa balones fuera y tengo claro que los ciudadanos tenemos la obligación de pedir información pero estamos sumidos en un estado de conformismo generalizado y es en esa actitud donde hay que incidir. No crees??

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  3. Buenas!! después de recibir tu correo sobre las tres formas de encarar la huelga, me he metido en tu blog y acabo comentándote aquí. Estoy de acuerdo en todo lo que dices, y como joven, identificado con tu situación. Pero si algo pudiera añadir sería: una, los culpables "políticos" de dejar el estado del bienestar en los huesos. Y no creo que estos sean TODOS los políticos, si bien una parte importante. Vamos a tener presente que son personas, y como tales, aunque en ocasiones no lo parezca, tienen ideología y filiaciones políticas. El problema, pues, no es la profesión, sino esos "principios" (cuesta ponerlo y más en estos tiempos de decretazo laboral). Veo esto fundamental, pues pienso que todo indica que existe una campaña brutal que está calando mucho, de desprestigio de la política y los políticos sin distinción. LA burguesía lleva haciendo esto toda la vida, porque la política es la única manera no violenta de poner coto a sus privilegios.

    En estos días de europa rendida al poder financiero; donde personajes que no han sido elegidos por la gente deciden sobre nuestras condiciones de vida futuras; en un mundo donde cada vez hay menos gente, y cada vez la riqueza concentrada en menos manos...no podemos cargarnos la política, porque estamos entregandole LA VIDA a gente que solo piensa en abaratar costes, aunque esto suponga acabar directa o indirectamente con millones de individuos en el mundo.

    Por cierto, enhorabuena por el blog!! y encantao de haber dado con el!!

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  4. en el ultimo parrafo quería decir "más gente"

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